12/02/2009

Saludale al Pato

De ti no me olvido ni un segundo. De hecho, sigo tratando de entender que paso, porque paso, que hacer con lo que paso. A ratos me da ganas de abordar el primer avion y dejar que pase lo que sea, en vez tomar el rumbo del caudal entre mis manos. Me recompongo, mejor dejar pasar lo que el cause quiera. Rio Babel: fluir.

He pasado dos veces desde que te fuiste por ese pasamanos del graderio donde pusiste nuestras manos. Fue egoista de tu parte hacerlo. Solo yo puedo volver alla. La verdad, es un actuar increible. En silencio, estar solo frente a el. En silencio, lo he tocado para sentirlo mio al momento, mio al recuerdo, y mio a ti.

Ahi sigue la piedra que dejamos. Esta sentadita, grande, ella suntuosa, piedra negra suntuosa entre tanta piedra blanca. Como tu y yo, negros y reconocibles, entre tantos lugares blancos pero reconditos donde estuvimos.

Me quede sentado en ese sofa de cuero. Por un largo tiempo. Pensando. Solo. Extranando. Desde tu partida vertical en elevador a un decimo piso. Desde entonces esperando la caida horizontal de tu cuerpo y alma. Pensando sigo. Recordando vivo. Esperando. Viendo la hendidura de nuestros cuerpos en el sofa que seguian marcadas hoy. La forma de nuestros cuerpos. Esperando tiempo. Creo que nadie ha osado sentarse ahi hasta entonces.

Pienso mucho en ti. Espero ese patito amarillo te cuide como quisiera estarte cuidando yo. Y que te bese como quisiera besarte. Saludale al pato. Y recuerdale de lo que es mio.

Tengo la cara bronceada. El cuerpo moreno. Comenzo el proyecto de mi vida sin ti. Te pienso. Sigues conmigo sin embargo. En mi.

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